-Eran otros tiempos. Eran seres pasionales con ganas de transmitir al mundo sus historias los que estaban detrás de la cámara. Y se notaba. Podían contar casi cualquier cosa; prueba de ello son películas íncreibles como "El Maravilloso Mago de Oz" o "Nosferatu" (punta de lanza del expresionismo alemán) pero también otras que llegaban incluso a ser de mal gusto por los extremos tan delicados que alcanzaban. Esta libertad se mantuvo durante gran parte del siglo XX y el cine dio lo mejor de sí (también lo peor) durante años. Poco a poco Don Dinero (poderoso caballero) fue introduciéndose cada vez con más fuerza en la industria del cine, lo importante ya no era crear sino recaudar y la libertad creativa de los seres pasionales quedó, en gran parte, mutilada para satisfacer al mayor público posible. Algunos directores siguieron su camino al margen de las grandes productoras y lucharon por lo que creían , otros sacrificaron su talento y se postraron ante lo que la gran masa demandaba.
-De esta forma llegamos hasta el día de hoy donde la regla suele ser la mediocridad en las salas de cine. Consumimos producciones tipo sin un ápice de personalidad que hacen que el sinónimo de cine acabe siendo pasta pasta y más pasta. En general no nos gusta lo desconocido, rara vez apostamos por algo diferente y nuevo. "Diferente y nuevo" no significa que sea algo de calidad, ni siquiera bueno pero aporta una variedad que es parte de la esencia del séptimo arte. Para mí una película es un compendio de pensamientos reflejado en una pantalla ¿Acaso todos pensamos igual? ¿Acaso tenemos que ver siempre el mismo modelo de película repetido hasta la saciedad? Alimentemos a los valientes y a sus propuestas, creemos diversidad, opciones, opiniones, discusiones... Apoyemos más "Padrinos", más "Séptimos sellos" y más "Naranjas Mecánicas". Que nuestro dinero sirva para mantener el cine, que nuestro dinero sirva para mantener la libertad creativa de esos soñadores que se hacían llamar directores.
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